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No soy ninguna heroína

No soy ninguna heroína

Opinion
¿Sabéis lo que más miedo me da del día en que todo vuelva a una relativa calma, y recobremos nuestras rutinas? El darme cuenta que sigo siendo la misma que hace cuatro, cinco, seis o siete meses. Que no soy ni mejor ni peor que antes. Que sigo teniendo los mismos defectos, las mismas manías, los mismos miedos, las mismas inseguridades y los mismos recelos. El día en que, por fin, nos “den el alta”, y las calles se vuelvan a llenar de gente, tengo miedo de llegar a pensar que he tirado unos meses (únicos de mi vida), por la ventana, porque teniendo todo el tiempo del mundo, no he acabado de escribir la novela que tengo a medias; ni he compuesto una sinfonía; ni he pintado un cuadro;…
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Cuestión de respeto

Cuestión de respeto

Opinion
Ilusa de mí; apostante por el buen hacer de la raza humana, pensaba que este año iba a ser diferente. Cada Semana Santa me cojo un berrinche. Ya sé que debería haberlo superado y que, a mis años, esas cosas tendrían que resbalarme, pero…no puedo evitarlo. Pensaba que este año, en el que todos estamos más sensibilizados; en el que, absolutamente todos, estamos metidos dentro del mismo barco; padeciendo los mismos miedos, y anhelando las mismas caricias, aprenderíamos a respetar los credos, o las costumbres de los demás. ¿Por qué todo lo relacionado con la religión católica (por supuesto, con las otras nadie se atreve), produce esa especie de urticaria, cuya picazón solo se alivia a base de mofas, de críticas y de menosprecios? ¿Por qué hay que presumir de…
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Historias de una escalera confinada: 4º 2ª  Mi reclusión con un hipocondríaco

Historias de una escalera confinada: 4º 2ª Mi reclusión con un hipocondríaco

Historias
Me llamo Margarita Soler, tengo cuarenta y cinco años y resido en Segovia, aunque nací en Alicante (de punta a punta). Vivo, junto con mi marido, mis dos hijos adolescentes, y mi perro de más de treinta kilos, en una casa de 65 m2. Los chicos, afortunadamente, al ser del mismo sexo, duermen en la misma habitación, cosa que, hasta hace tres semanas lo habían llevado mas o menos bien. Ahora están todo el día peleándose. Aunque cada uno tiene su ordenador, quieren estar solos en su cuarto mientras reciben las clases online, o charlan con sus amigos, en cuarenta pantallas abiertas a la vez. Yo soy peluquera, así que no hace falta que os cuente más. He estado haciendo algún servicio domiciliario, hasta que mi marido me lo prohibió…
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¿Hay que besar tanto?

¿Hay que besar tanto?

Opinion
Nos llenamos la boca los mediterráneos de que somos un pueblo de sangre caliente; un pueblo cálido, que necesita el contacto físico con los demás. Para demostrar afecto, o respeto, o simplemente educación, no hace falta ir apretando manos. No todas las manos son “apretables”: Manos blandas; manos sudorosas; manos que no sabes qué han tocado antes de estrechar la tuya… Para demostrar que queremos a las personas, no tenemos por qué estar besuqueándolas cada vez que nos las encontremos. Besar por besar.  Besos al aire que, el noventa por ciento de ellos, no son de verdad. El beso de verdad, ese que le das a tu hijo, a tu madre, a tu hermana, a tu abuelo, a tu amigo, a quien realmente quieres, es un beso ventosa. Es ese…
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Historias de una escalera confinada: 2º 1ª  El amante

Historias de una escalera confinada: 2º 1ª El amante

Historias
Me llamo Julia Garrido y necesito hablar con alguien; vaciarme; liberarme, aunque sea con un desconocido, de esta terrible batalla que está librando mi corazón. Cuando Daniel se acerca a mí, me sonríe; me saluda con el codo, y me pregunta, con esa voz de niño que siempre le sale cuando tiene miedo o está preocupado: “¿Estás bien, cariño?”, me destroza. Al ver en su mirada todo ese amor, que a él no se le ha acabado, y el brillo de sus ojos me confiesa que sigue queriéndome como el primer día, me siento la mujer más ruin del mundo. Cómo me gustaría poder calmar su angustia, y confirmarle que estoy bien, y feliz de que nos haya pillado esta pandemia estando en casa, los dos juntitos y solos. Me…
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Historias de una escalera confinada: 3º 2ª  La suegra

Historias de una escalera confinada: 3º 2ª La suegra

Historias
Me llamo Antonio Jiménez, con ”j”, que casi todo el mundo lo pone con “g”, no sé por qué. Soy Toño, para los amigos; Toni, para mis hermanos; Toñín, para mi madre, y nene, para mi mujer. En este momento tengo una caja de Diazepam de 10 de mg en la mano. Me la recetó mi doctora de la Seguridad Social cuando fui hace tres meses porque en aquella época no podía dormir, por preocupaciones varias, y me despertaba por la mañana, a las seis y media, casi a cuatro patas. En la otra mano estoy agarrando una botella de whisky. Es un whisky barato y maliiiiiisimo. Nos tocó a Nieves y a mi la Navidad pasada en un “rasca” que hizo la panadería.  Ni acompañándolo con  un litro de…
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Plácido Domingo… “Por lo visto, dicen que es un mujeriego”

Plácido Domingo… “Por lo visto, dicen que es un mujeriego”

Opinion
Hay cosas que me entristecen mucho porque no puedo controlarlas. A veces creo que soy mejor persona de lo que soy, y que tengo mi propio criterio. Hay veces que pienso que yo no me dejo arrastrar por las sucias aguas del río de la calumnia, o la difamación, o simplemente de la noticia sensacionalista, que se suelta como una bomba sin importar, (o importando), que a quien le caiga lo vaya a dejar hecho añicos. Han corrido auténticos mares de tinta en relación a los supuestos abusos sexuales por parte de este extraordinario artista. No soy quien para juzgar, entre otras cosas, porque yo no he estado en la cama de este señor para ver con quien retozaba entre sus sábanas. El único contacto que tuve con él fue…
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El cuento de Navidad de Blau: «Nuestros invitados»

El cuento de Navidad de Blau: «Nuestros invitados»

Historias
Érase una vez Cuando Isabel llegó al refugio de animales el día 25 a media mañana (ella siempre lo hacía a primera hora, pero la cena de Nochebuena se había alargado más de lo previsto, y se había acostado casi a las cuatro de la madrugada), el corazón le dio un vuelco en cuanto aparcó el coche. Era la primera vez en veinte años que no escuchaba ningún ladrido que saliera a recibirla. El silencio era sobrecogedor, roto tan solo por el canto de algunos pájaros, medio afónicos por haber tenido que soportar una de las noches más frías del año.  No podía ser. ¿Dónde estaba Sam, y Moreneta, y  Bonita, y Roni y…¿Dónde estaban todos? Sus peores temores cobraron vida cuando vio la puerta del Refugio abierta: se habían…
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«La vie en Blau»: El jefe de los humanos

«La vie en Blau»: El jefe de los humanos

Historias
Hoy he ido a votar. Bueno yo no, porque creo que solo era cosa de humanos. He ido con Mª Ali a un sitio nuevo para mí. Había mucha gente en la entrada, de todas las edades, y algunos me han mirado y han sonreído. Hemos entrado en una habitación muy grande donde había más gente, y nos hemos acercado a una mesa en la que estaban sentadas dos chicas y un chico. Y también han sonreído cuando me han visto, y una de ellas le ha preguntado a Mª Ali: “ ¿Va a votar él?” Y aquí Mª Ali me ha despistado un poco porque le ha contestado: “A lo mejor lo tiene más claro que yo”, y todos se han echado reído. Aun no le encuentro la gracia. Había…
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«La vie en Blau»: ¿Dónde están mis recuerdos?

«La vie en Blau»: ¿Dónde están mis recuerdos?

Historias
Esta mañana Mª Ali me ha adelantado que iremos a comer a casa de la tieta  porque van a celebrar una fiesta. ¿Qué quien es Mª Ali? Es la señora que me vino a buscar cuando estaba en aquel refugio; la dueña de la casa del sofá, y de la cama grande, y de la terraza.  Ella se llama Alicia, pero su familia y sus íntimos más íntimos la llaman Mª Ali, y como yo ya soy de la familia, me puedo permitir el lujo de llamarla así. Aunque ella tiene una manera de ladrar muy diferente a la mía, la entiendo en casi todo lo que me dice, y si no, hay veces que solo con mirarnos, ya sé lo que quiere. ¡Qué cosas! Pues me ha dicho que…
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