MIS «YAYOS» TIENEN MIEDO
Ayer por la mañana estuve haciendo una de las cosas que últimamente más me reconfortan y me motivan: hablar con los que yo llamo “mis yayos”, y que son, como muchos de los que me leéis ya sabéis, las personas mayores a las que telefoneo como voluntaria de la Cruz Roja. Hablé con más de cuarenta, cuyas edades estaban comprendidas entre los 71 y los 94 años. Fueron conversaciones cortas porque tampoco quería agobiarlos. Hubo algunos que, al ver un número desconocido, me contestaron secamente. “Seguro que quieren venderme algo…” Otras, y aquí lo he puesto expresamente en femenino, no pudieron disimular su recelo cuando les pregunté por su marido. ¡Ay los celos, que no conocen de edad! Afortunadamente, en cuanto me identifiqué y supieron que lo único que quería…