Cuando la gente mayor nos parecía «tan mayor»…
El domingo me dio por abrir uno de los cajones con recuerdos familiares que tengo en casa. Estos cajones son especiales. Están ahí; te van llamando, de vez en cuando, pero nunca encuentras el momento de hacerles caso, hasta que sin saber por qué, sientes la necesidad de volver a conectarte con quienes, generalmente, ya no están. Me quedé atrapada toda la tarde. Se me hizo de noche leyendo las postales que le mandaban a mi abuela, (hace más de un siglo), sus amigas, sus padres y sus hermanos, para felicitarla por su cumpleaños, o simplemente para decirle que la querían. Postales de su adolescencia, y también de sus primeros años de casada. Postales escritas con la nostalgia de no tenerla cerca; a pesar de que ella seguía viviendo en…