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¿Semana Santa? Cuestión de respeto y cultura

En esta época de Semana Santa se me revuelven las entrañas. Sé que los tiempos han cambiado, que ya nada es lo que era y sobretodo, que hay que aparentar que todo lo pasado fue peor.

Yo ni creo ni dejo de creer; no voy a misa, pero me reconforta enormemente entrar en una iglesia vacía. No creo en toda la parafernalia alrededor de los Santos, pero sí creo en hombres extremadamente buenos y sacrificados por el prójimo. Como también sé que hay muchos, muchísimos Santos anónimos, que han muerto, sin “publicidad”, por los demás y por defender sus verdades. 

Ni creo ni dejo de creer en Jesucristo o en la Virgen, pero respeto a quienes tienen la gran suerte de tenerlos como amigos. Me duele esa gente que tiene que  “alardear” de ateísmo y de falta de creencia en todo, para demostrar que son modernos.

Para mí la Semana Santa, a parte de ser una fecha en la que se recuerda la muerte de un ser extraordinario (divino o humano, o las dos cosas, ¡qué más da), como se pudiera recordar la muerte de un rockero irrepetible o de un político ejemplar, es un canto a las tradiciones,  a la belleza y al arte.

Me indigna cuando personas, sin el más mínimo conocimiento cultural, se atreven a referirse a las maravillosas esculturas, talladas por manos magistrales, como “muñecos”, como si fueran simples ninots de una fallaYa no es cuestión de fe, es cuestión de sensibilidad.

Si esas mismas tallas estuvieran expuestas en el Museo Thyssen o en el Guggenheim de Bilbao o el Louvre de Paris, seguro que los mismos que las califican de “muñecos”, se rasgarían las vestiduras alabando la majestuosidad de sus formas o la espectacular combinación de colores y tonalidades

¿Por qué las mismas personas que harían una cola de dos horas para ver un segundo la bellísima Pietà de Miguel Angel, ni siquiera perderían un minuto ante la impresionante Piedad de  Francisco Salzillo? 

Si la tradición de las procesiones hubiera venido de Estados Unidos, ahora miles de personas se pegarían por participar en ellas y por desfilar por las calles de todas las ciudades y pueblos. 

Para los que afirman que los nazarenos o cofrades van vestidos igual que los terribles asesinos del Ku Klux Klan, decirles que las procesiones de Semana Santa datan de finales del siglo XV  y el  (KKK)  fue fundada por la extrema derecha en Estados Unidos, a finales de 1865. ¡Hagan cuentas!

Yo desde pequeña “mamé” la Semana Santa en mi querido Logroño natal. Posiblemente sus procesiones no fueran de las más importantes, o espectaculares o con los pasos más famosos, pero, sobretodo, para mi madre, para mi hermana y para  mi, eran las mas bonitas del mundo. 

Tengo grabada en mi retina las bellas figuras que iban representando toda la Pasión; los imponentes cofrades; los vaivenes acompasados, que tantos esfuerzos cuestan a quienes, bajo cientos de kilos de peso, “bailan” los pasos con la misma delicadeza que lo harían con la mujer de sus sueños. Los olores de las flores y las velas. Y sobretodo los sonidos de las cornetas y los tambores que van marcando el ritmo y rompiendo la noche.

Los sonidos y los silencios, la belleza y el horror, la dulzura en la mirada de un Hijo que se despide y el desgarro de una Madre que no entiende. El recogimiento más absoluto y el estallido de una saeta.

Por favor, respetemos a las miles de personas que viven intensamente estos días; a las miles de personas que encontrarán, en el paso de esa Dolorosa o de ese Cristo Crucificado, un consuelo y una esperanza para sus preocupaciones o sus miedos; a esos miles de hombres, mujeres y niños, que simplemente se emocionarán, viendo la belleza de unas auténticas obras de arte que una vez al año salen a las calles.

No seamos hipócritas, porque seguramente, muchos de los que se mofan de las creencias de los demás, más de una vez, en su intimidad, ante una preocupación, o en la soledad angustiosa de la habitación de un hospital, habrán “hablado” aunque solo sea para pedir, con ese Dios del que tanto reniegan después.

¿Cómo es posible que se burlen de las lágrimas de emoción ante una imagen a la que se venera, quienes lloran como niños ante la pérdida de un partido de fútbol? ¡Venga, ya!

A todos os deseo unas felices vacaciones de Semana Santa. Donde estéis y hagáis lo que hagáis. Disfrutar mucho y dejar que los demás también disfruten.

¡Hasta la vuelta! Os quiero a todos de regreso.

5 comentarios en “¿Semana Santa? Cuestión de respeto y cultura

  • Alicia, acabas de escribir una verdad como un templo. Me ha encantado tu escrito. EL RESPETO al prójimo es fundamental, si lo hubiera el mundo rodaría de otra manera. Deseo que estos días sirvan para que te relajes, cargues pilas y lo pases fenomenal. Nos reencontramos para ver que nuevas sorpresas nos escribes. Un beso. 🙂

  • Estoy de acuerdo hay que respectar las creencias de los demàs y respectar estos dias en què los fieles sienten una gran emociòn al participar y ver las procesiones en las que las imagenes son verdaderes obras de arte capaces de trsnsmitir su dolor.
    Un gran escrito Alicia

  • Estoy de acuerdo hay que respectar las creencias de los demàs y respectar estos dias en què los fieles sienten una gran emociòn al participar y ver las procesiones en las que las imagenes son verdaderes obras de arte capaces de trsnsmitir su dolor.
    Un gran escrito Alicia

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