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Los San Fermines… ¡No sé qué decir!

Estoy segura que esta fiesta, considerada por muchos como la más famosa de España y, sin duda alguna,  como la mediáticamente más seguida en todo el mundo, es algo más que borracheras, gente tirada de madrugada por el suelo, incapaces de saber ni quiénes son, abusos de todas clases y un continuado maltrato a los animales.

Estoy segura que en los Sanfermines habrán conciertos, obras de teatro, exposiciones, desfiles, cabalgatas, ferias…

Estoy segura que en los Sanfermines las calles de Pamplona se llenarán de familias con niños disfrutando de la magia de los circos, de las atracciones y  de los espectáculos callejeros.

Estoy segura que en los Sanfermines miles de personas cantarán,  bailarán y se reirán, pero sin perder de vista el respeto a los demás.

Estoy segura que en los Sanfermines las mujeres jóvenes podrán ir tranquilamente por las calles riendo y luciendo sus (quien los pillara) maravillosos veinte o treinta años, sin que nadie intente aprovecharse de ellas.

Estoy segura que en los Sanfermines los grupos de chicos jóvenes harán el loco, se desinhibirán y guardarán un imborrable recuerdo, que les acompañará toda su vida, pero que acabarán el día yendo a dormir agotados a sus camas, en vez de hacerlo tirados en un banco, o directamente en urgencias con un coma etílico.

Estoy segura, pero… ¿dónde están esas imágenes? ¿Por qué todo lo que se transmite desde la capital navarra son escenas de inseguridad, de falta de civismo y de delirio colectivo?

Sé de muchas personas pamplonicas que cuando llegan estos días  cogen sus trastos y se marchan fuera de la ciudad.

Posiblemente, porque la barrera de los veinte años la pasé hace tantos que a veces dudo hasta que los tuviera alguna vez, no me imagino en medio de esas mareas de personas, invadiendo cada centímetro de plazas y calles, descontroladas y con la botella o vaso de cualquier tipo de alcohol, fundida en su mano hasta que se  escuche el “Pobre de mí”.

Me parece muy triste que las imágenes que dan la vuelta al mundo, sean las de unos pobres toros asustados corriendo entre miles de seres extraños, que les gritan mientras les obligan a ir detrás de unos cabestros por unas estrechas calles, para desembocar en una plaza donde, al cabo de unas horas, serán torturados hasta morir entre los aplausos y risas.

Me parece vergonzoso que en todos los reportajes que se hacen en las distintas televisiones, días antes del chupinazo, entrevistando a los jóvenes que van llegando a la ciudad, quede de manifiesto que, para la gran mayoría, la única idea que tienen en la cabeza es: «Venimos a vivir a tope y a ponernos hasta el culo de todo”.

En uno de estos reportajes, una chica, que no debía tener más de dieciséis o diecisiete años,  confesaba que eran sus primeros Sanfermines, y reconocía (riéndose), que en su casa sus padres se habían quedado muy preocupados.

Me parece increíble esos extranjeros, sobretodo americanos (intentando emular a su gran compatriota, y embajador número uno de estas fiestas: Ernest Hemingway), que no teniendo ni idea en dónde se meten, ni estando en las mejores condiciones físicas, pongan en peligro la vida de corredores expertos en una carrera en la que hay que tener, algo más que un periódico en la mano.

No sé amigos, me encantaría que alguien que haya vivido los Sanfermines de cerca, me explicara esa parte de la fiesta que no interesa a los medios de comunicación.

Ojalá San Fermín escuche la oración que le cantan los mozos cada mañana:   “A san Fermín le pedimos, por ser nuestro patrón, nos guíe en el encierro, dándonos su bendición”.

Y yo añadiría, a San Fermín le pedimos que reine la concordia, la alegría y la compostura, y que eche su manto protector sobre los pobres animales que, para que miles de humanos se diviertan, van a sufrir el peor día de sus vidas.

Un beso a todos y, una semana más, gracias por compartir este rato conmigo.

4 comentarios en “Los San Fermines… ¡No sé qué decir!

  • Hola, pues no he estado nunca en San Fermín, ni estaré, no me gustan las aglomeraciones y no entiendo las exhibiciones con animales cuyo destino es la muerte por Puro placer o tradición. Quiero pensar como tu y por ello pienso que debe haber mucho más que esas alocadas y peligrosas corridas, imagino la ciudad con exposiciones, conciertos y otros entretenimientos para los ciudadanos. En las fiestas siempre hay alcohol y nunca se piensa, en general, en el consumo responsable. Es cierto que en las noticias de estas fiestas, en particular, siempre nos enteramos de lo malo de las constantes borracheras, de los heridos por asta de toro, pero nada, absolutamente nada, de las cosas buenas. Nos va el sensacionalismo, eso es, por desgracia, una realidad, pero hayan otra, ser¡giro, que nadie explica. Alicia estoy contigo, si alguien conoce en profundidad estas fiestas de San Fermín, por favor que explique que hay algo más.
    Hasta pronto.

  • Yo estuve una vez… pero el día después de que todo acabara hace más o menos hace 30 años. Llegué a Iruñea (Iruña entonces) a las 9 de la mañana. Era increíble el olor (tufo) a vino, suciedad por todos lados, una pareja pinchándose…Amo estas tierras pero no entiendo por qué Ibiza, Lloret, Iruñea…tienen que ser el destino de estos extranjeros que vienen a "probar la experiencia" que en sus lugares de origen no pueden (cerveza a los 16 años, vino a los 18, ron a los 21). No soy amante de las prohibiciones y tiene que haber oferta/demanda pero creo que nuestra oferta no puede estar basada en la barbarie, el abuso y las drogas (cuánto me entristeció y qué grande fue el shock que me produjo cuando me contaron que en mi queridísima Euzkadi se registra el mayor índice, por goleada, de drogas…ojalá hoy en día ya no sea cierto).

    Por cierto, Ali, me ha gustado que hayas citado a Hemingway, grandísimo escritor. Mi esposa me contó que estuvo, al final de su vida, afincado en La Habana rodeado siempre de prostitutas de color y continuamente borracho. Las autoridades cubanas han hecho de esta triste historia una cita turística con la visita de la habitación del hotel donde se alojaba (Ambos Mundos) y le han dado la vuelta a su conocida frase "mi mojito en la Bodeguita y mi daiquiri en la Floridita" (que el "articulaba" con tremendo esfuerzo en el corto paseo que hay entre estos dos lugares que hacía dando tombos y apoyándose en dos "señoritas").

    Un beso muy grande y feliz semana, queridísima amiga!!!

  • Siempre está la parte cultural de toda fiesta. La he buscado y hay cosas interesantes que hacer en Pamplona. Pero eso como sabes amiga no vende.

    Yo cambio de canal cuando veo las noticias de los toros, acosos… Y pongo por ejemplo la 2 de algún documental.

  • Yo tampoco puedo ver los encierro pero ayer para ilustrar el blog busqué fotos de los encierros y habia algunas de cogidas a corredores y te ponian los pelos de punta. ¡Alucinante! Eso lo vemos en otros paises y rápidamente los tachamos de salvajes.

    El turismo de borrachera y droga interesará a algún sector muy potente para que nadie haga nada por erradicarlo.

    Curioso el final de trayecto de Hemingway y, claro, sus compatriotas a imitarlo en todo.
    Un abrazo queridos amigos.

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