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La muerte como único bálsamo al ego enfermo

Acabo de venir de la concentración de repulsa de los ciudadanos de Cornellà, al asesinato de una de nuestras vecinas. Una criatura de 28 años; una bellísima muchacha llena de sueños, como todas, y que buscó un futuro mejor lejos de su ciudad natal; muy lejos, en Reino Unido. Una mujer con todo el derecho del mundo de enamorarse y de desenamorarse. Una mujer que por decir “NO” ha sido asesinada… Perdón, que ahora hay que decir “presuntamente asesinada”,  aunque hayan encontrado al autor clavándole el puñal en el pecho.

¿Qué pasa por las cabezas de esos criminales? El odio, el rencor, la vergüenza ante la humillación de una ruptura; la soberbia de: “O mía o de nadie más”. Seres acomplejados, sin vida propia. Seres incapaces de crear un nuevo futuro. Seres que encuentran como único bálsamo a su fracaso, como único parche a su ego herido de muerte, la muerte de quien se lo ha producido. ¿Y después? El acto heroico de su propia muerte. ¡Cobardes!

Me ha impresionado mucho ver en la concentración a la familia de Cristina Ortiz. Han salido de la alcaldía arropados por el alcalde y otros miembros del ayuntamiento, y …parecían tan pequeñitos… Era como si el inmenso dolor que había atravesado sus cuerpos los hubiera encogido, quizás para protegerlos ante la gigantesca injusticia de que habían sido objetos.

Me han impresionado los respetuosos aplausos con que han sido arropados,  por parte de todas las personas que llenaban la plaza; esos minutos de silencio cargados de pensamientos, de preguntas sin respuesta, de ruegos, de… “Nunca más”. Me han impresionado las lágrimas de una chica que tenía a mi lado, y que no sabía si era amiga de Cristina Ortiz, o conocida, o simplemente la angustia de pensar que ella puede ser la siguiente, han hecho que sus emociones inundasen sus ojos.

He ido con mi pequeño Blau. Ha estado sin moverse de mi lado y cuando en la plaza del Ajuntament se ha hecho un sobrecogedor silencio, lo he cogido muy fuerte; lo he abrazado, y él, con sus maravillosos ojos azules me ha mirado como preguntándome: “¿Qué pasa?” ¡Ay mi querido Blau! Tú ya has conocido la maldad humana; la has probado en tu propio cuerpecito, pero aún el ser humano; el ser superior; el ser perfecto, puede llegar a ser muchísimo más cruel. Los hombres, por sus egos enfermos, son capaces de quitar la vida de quienes más quieren. ¿Que no lo entiendes? Yo tampoco, cariño. Yo tampoco.  

Un pensamiento en “La muerte como único bálsamo al ego enfermo

  • No puedo entender que pasa por la mente, insana, de esos asesinos. No aceptan un no por respuesta, se creen con derecho,peró a qué. No se si es porque quieren dominar porque están frustrados… Sinceramente esta gentuza tendría que desaparecer.

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