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¡El hogar! La palabra más maravillosa del mundo

Hoy, día 12 de Octubre (mejor corramos un tupido velo de lo que muchos quieren que represente) hace tres años que empecé a vivir en mi nueva casa.

Una casa en la que yo había puesto toda mi ilusión, y que sirvió para ayudarme a no caer el pozo profundo y cruel que me esperaba ansioso, tras la muerte de la persona que más he querido, y sin duda alguna, la persona que más me querrá.

Esta casa significó el cambio más grande de mi vida y la apuesta más arriesgada. Yo sabía que iba a acertar. Lo presentía. Después de una etapa demasiado larga de dolor y tristeza, tenía que llegar por fin la luz y la claridad.

Mi casa es pequeña: un loft, como se dice ahora. Antes, cuando yo era joven….., más joven, se llamaban apartamentos. Cada centímetro fue decorado con cariño y entusiasmo. Jamás olvidaré el consejo que me dio la persona que me lo vendió: “No tengas prisa en llenarlo, deja que el piso te vaya pidiendo lo que quiere y lo que necesita” Y así fue.

Cuando mi familia y mis amigos lo fueron conociendo, al principio los comentarios siempre eran: ¡Qué mono! ¡Qué bonito! ¡Si parece una bombonera! ¡Es que para tí, es ideal! Y yo, como aquella que están hablando de su niño recién nacido y está recibiendo todos estos halagos mientras ronronea en la cuna, dibujaba una irrefrenable sonrisa de orgullo, pero lo que más me emocionaba y me sigue emocionando, es la conclusión a la que llegan todos ellos al marcharse: “Has conseguido un auténtico hogar.

¡Hogar! Sin duda una de las palabras más maravillosas del mundo. El hogar es tu refugio, es donde ríes, lloras, sueñas, amas….¡vives!

Dicen que soy muy casera; tienen razón. Me gusta relacionarme, divertirme, salir, pero ese abrazo protector que recibo al abrir la puerta de mi casa, me quita todos los estreses y todas las preocupaciones.

El viernes regresé, después de varios días de vacaciones. Claro que da pena dejar, como yo dejé, una casa maravillosa donde solamente en su jardín cabía todo mi “loft”, al lado mismo de la playa, rodeada de naturaleza y sobretodo donde la meta (conseguida)  era olvidarme del reloj, de las prisas y permitirme el gran lujazo de hasta llegar a aburrirme…., pero  cuando abrí la puerta y entré, después de Maià, naturalmente, que añoraba su rutina y su espacio, no pude evitar exclamar en voz alta: ¡Ay mi casita!

Ahora mismo, en estos mismos instantes, habrá familias enteras que estarán huyendo y abandonando, quizás para siempre, sus hogares. Dejando tras la puerta sus vivencias, sus pertenencias, sus proyectos, sus nostalgias…

Personas que tendrán que salir corriendo, sin atreverse a echar la vista atrás, no sea que también ellos, se queden convertidos, ya no en estatuas de sal,  si no de cemento que los sepulten tras una explosión.

Personas que mucho más cerca de lo que nos imaginamos, posiblemente en el bloque al lado del nuestro, tengan que dejar el sueño de toda una vida, porque el destino ha querido ser caprichoso y ha querido jugar a los dardos con ellos dándoles de pleno.

Todos los que estáis leyendo ahora mismo esta publicación (gracias), seguro que lo hacéis desde vuestro ordenador, o vuestra tablet o vuestro móvil.

Seguro que estáis sentados tranquilamente en vuestra butaca favorita del comedor, o en la silla de vuestro estudio, o despacho o habitación,  o en vuestro lavabo…. ¡qué más da! Pero ¿os habéis fijado en el denominador común? ¡Vuestro! Vuestra casa. Vuestro hogar.

No protestemos por lo que no tenemos y agradezcamos todos, que hoy, 12 de octubre……., tenemos un techo donde guarecernos y que mañana seguirá estando ahí, y pasado mañana también.

Amigos, ¡enhorabuena por estar al otro lado de la tragedia que vemos cada día en televisión!

3 comentarios en “¡El hogar! La palabra más maravillosa del mundo

  • Anónimo

    Cierto. Una palabra mágica, Alicia, siempre lo fue. Construir una casa es más o menos fácil, pero construir un hogar se hace con mucho amor y ganas.
    Besos, guapísima y un mimito a Maià.

    Gloria

  • Tú lo sabes bien porque lo has creado desde el primer momento junto a José Luis y después con tus dos maravillosas hijas. Que podamos disfrutarlos muchiiiiiiiiiisimos años, como diría Maià. Un abrazo.

  • Hogar dulce hogar!!! Que bien que nos has regalado otro escrito, es un poco triste, cierto, lo digo porque jo amo tanto mi hogar como la vida, es decir, no concibo vida sin hogar.
    En un mundo civilizado no logro entender porqué no se cumplen los derechos fundamentales, todo el mundo tiene derecho a la salud, el trabajo y la vivienda. El hogar no importa si es pequeno, grande ni cuantas personas lo forman, el hogar es tu corazón el cual necesita cuatro paredes para decorar imaginar y llenar e vida.

    Sólo una pregunta ¿se ve igual la lluvia a traves de la ventana que en la calle?

    Creo que hace tres años tomaste una de las mejores decisiones ce la vida. ��������������

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