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Doña Luisa Abarrategui Azcárate

Mis queridos amigos/lectores, permitidme que en esta 80 cumple-publicaciones (80 semanas seguidas con vosotros compartiendo historias y emociones), le rinda mi pequeño homenaje a una gran mujer, y en su nombre a todas las grandes mujeres que llevan muy pegado a su corazón la maravilloso palabra de “madre”.

Luisa o Luisina como la llamaban las muchiiiiiiiiisimas personas que la querían, es la madre de dos de mis mejores amigas: Yolanda y Marisa. Amigas desde el día (hace ahora más de 42 años) en que empezamos a trabajar juntas. 

Entonces éramos adolescentes con las hormonas en plena efervescencia, y hablábamos de amores y desamores. Ahora, después de tantísimos años, creo que seguimos teniendo una parte de ese corazón de adolescentes, pero nuestras hormonas y  nuestros temas de conversación ya giran en torno a  las pre-jubilaciones. Ja,ja,ja.  ¡Es la vida!

Si Luisa hubiera nacido en Madrid, se habría dicho de ella que era una mujer de rompe y rasga: por su carácter, por su fuerza y por su enorme personalidad, pero…. nació más arriba;  allí donde el maravilloso Cantábrico estrella espectacularmente sus olas y donde la belleza del paisaje, de la arquitectura y de las gentes, han constituido una de las villas más  bonitas del mundo: Comillas (Santander).

Supongo que todos los comillanos están orgullosos de serlo, pero si ha habido una mujer que ha ido siempre enarbolando la bandera de su Comillas natal fuera donde fuera,  esa era Luisa.

Hace dos semanas, después de casi un siglo de vida, se despidió de todos los pobres y sufridos seres que nos quedamos en este mundo de estrés, de prisas, de nervios, de angustias, de envidias y de maldades con un : “Hasta luego Lucas” y se marchó donde ya la esperaban ansiosos, con un vasito bien frío de vino blanco (su favorito): sus hijos, su marido, sus padres, su hermana, sus abuelos, sus bisabuelos, sus tatarabuelos, sus tíos, sus amigos…..¡Madre mía cuanta gente!, hay mucha más allí que aquí (seguro que la armó nada más llegar).

Tengo su imagen y sobretodo su voz grabada en mi memoria. La conocí cuando vivía en Barcelona, en un paréntesis comillano que hizo durante unos años, y en que aprovecharon para venir al mundo sus dos adoradas hijas.

Su marido Ramón se pasó media vida en alta mar, peinando y poniendo guapos a los que compartieron con él cientos de horas, a través del mundo entero, en barcos tan importantes como el Magallanes. Fue un hombre callado y discreto.

Luisa, como yo la llamaba formalmente (ella a mí me llamaba «la cantante»), era una mujer extrovertida, alegre, divertida, luchadora y siempre pendiente de los suyos pero…. sin arrumacos. Quizás no fue una madre o una abuela de aquellas que llenan de besos la cara de sus nietos; quizás no le hizo falta tener en la boca todo el día frases de cariño, pero ese afecto y ese amor no les faltó  jamás a quienes la rodearon.

Maravillosa «canguro» de sus nietos cuando recién acabado el colegio llegaban a Comillas a pasar todo verano mientras su madre se quedaba trabajando  en Barcelona. He sido testigo, en primera persona, del amor que todos ellos le profesaron.

¿Sabéis como demostró siempre su cariño? no dando nunca preocupaciones a nadie; no exigiendo nada y agradeciendo con la mejor de sus sonrisas todo lo que recibía.

Era la típica (o atípica, habría mucho que decir sobre esto) persona a la que a la pregunta: “¿Como estás mama? su respuesta siempre era la misma. “Bien hija, muy bien”, aunque quizás en ese mismo momento se estuviera preparando un bocadillo de aspirinas. Jamás quiso que nadie sufriera por ella.

Luisa era también una grandísima conversadora. No sé qué tipo de estudios tenia, ni cuál era su formación académica, pero quisieran para sí muchos políticos la verborrea y el entusiasmo con que defendía sus ideas. Supongo que es porque los dos llevan en sus venas la sal del Cantábrico pero a veces cuando veo a Miguel Ángel Revilla me la recuerda y pienso: ¡Ay la señora Abarrategui, si hubiera tenido una cámara delante….!

En sus ideas no se casaba con nadie: pensaba lo que pensaba y quería lo que quería.

Fue una mujer libre y liberal, muy adelantada a sus  tiempos, con la mentalidad abierta y sobretodo que intentó vivir y dejar vivir.

Su recuerdo y su nombre no se perderán jamás porque el legado humano que ha dejado irá pasando de una generación a otra. De hecho, sus biznietos la han podido conocer y estoy segura que la figura de su bisabuela les acompañará toda la vida.

Todos hemos pronunciado en un momento o en otro la frase: «Hay que pasar el duelo”.  El duelo es dolor, y el mayor dolor que provoca no tener ya físicamente a la persona que quieres es precisamente eso: no tenerla cerca, no poder tocarla, no poder escucharla.

Los que, como yo, hace tiempo que ya habeis superado ese duelo, o al menos habeis aprendido a vivir con él, estaréis de acuerdo conmigo en que la persona no se va: sigue a tu lado.

A veces decimos: “Cuánta falta me haría ahora mi madre para que me aconsejara……” Simplemente con que, desde la tranquilidad, buceemos en nuestro interior y recordemos lo que tantas veces nos habían dicho, seguro que escucharemos sus palabras. Sabemos perfectamente qué nos dirían o  nos aconsejarían en cada momento; solo tenemos que aprender a escuchar con el alma.

Mi cariño más sincero a Marisa y Yolanda (y a toda su troupe). Mi querida amiga Paloma el otro día me recordaba que todas las madres de nuestro grupo de amigas, ya descansan. Es lo que tiene que nosotras nos vayamos haciendo mayores….

Querer mucho, mucho, a las que todavía podéis darles un abrazo, y recordar que las «otras» no se han ido, simplemente… van un paso por delante de nosotros. Un beso grandisimo, Luisina.

10 comentarios en “Doña Luisa Abarrategui Azcárate

  • Cuanta verdad hay en tus palabras. Persona sí dan sentido a la vida y hacen que el mundo siga girando. Gracia por compartir un soplo de esperanza en este mundo cada vez mas asfixiado.

  • Es que en este mundo hay mucha mas gente buena que mala, lo que pasa es que eso no vende. Todas nuestras mamis seguro que nos dan fuerzas para seguir adelante. Un beso guapísimo y sabes que te quiero mucho.

  • Lo leí ayer, lo leo hoy y lo seguiré leyendo. Qué bien has resumido una vida, tantas cosas en unas líneas, nadie mejor que tu para destacar a una gran mujer, mi MADRE. Sabemos que llegada una edad es ley de vida, pero esa ley está fuera del alcance de las mentes que, con según quien, nos negamos, en un principio, a admitir. La vida nos enseña que todo pasa y que todo llega, como consecuéncia todo queda y a mí, siempre que quedará el recuerdo y la vida vivida en un rincón de mi corazón.

    Alícia, gracias una vez más, por este homenaje a mi madre y a todas las madres.

  • Gracias a ti Marisa, sabes que tu familia forma parte de mi vida. Y tu madre no quedará solo en un recuerdo de tu corazón, tu madre eres tú, y es tu hermana y son sus nietos. Todos llevais parte de ella.Un beso grande.

  • Gran escrito con sentimiento y fuerza, como se nota que la conocías!. Gran homenaje a esta GRAN MUJER, MADRE Y SEÑORA. Personas así siempre se recordaran con una sonrisa.

    Yolanda y Marisa, se nota que tenéis una gran amiga, conservarla. Vuestra madre siempre os guiara allí donde este, pensar en ella con una sonrisa.

    Un beso muy grande para las dos.

  • Muchas gracias Alicia por el recuerdo a mi madre.
    La he leído, no sé cuantas veces y en todas ellas no he conseguido poder llegar al final sin derramar alguna lágrima. La has descrito como era, un gran mujer, luchadora, muy actual… esa era mi MADRE, me parece mentira no poder verla más, pero siempre estará en mi corazón. Un beso enorme, amiga.

  • Por supuesto, ya no que estará si no que está contigo, a tu lado, bien pegadita pero seguro que sin molestar. Debes estar muy orgullosa de haber tenido una maestra como ella en la vida. Un beso

  • Buenas tardes Alicia.
    Por "casualidad" he encontrado este blog en internet, bueno mejor dicho siguiendo la pista del apellido Abarrategui. Desde hace casi dos años estoy haciendo un estudio genealógico de mi apellido, y resulta que podríamos tener mucho en común. ¡Qué gran sorpresa!
    Si es posible hazme llegar algún correo electrónico de contacto para poder explicarte el asunto con mas detenimiento.
    Es más, esta semana pensaba pasarme por Comillas para contrastar ciertos datos.
    Un saludo y gracias.

  • Perdona Javier pero hasta hoy no he visto tu comentario. A medida que voy publicando leo los nuevos. Te dirigiré a las personas que llevan este precioso apellido de Abarrategui. Un saludo.

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