info@alicialakatosalonso.com

Cuando los amigos se convierten en abuelos

Ayer por la noche cuando iba mirando a mis amigos que charlaban, quitándose a veces las palabras de la boca unos a otros, contándose sus vidas y felices del reencuentro, después de muchísimos años (hacía más treinta que no estábamos todos juntos), me invadió una gran alegría pero a la vez una gran nostalgia.

Nos conocimos cuando todos empezamos a trabajar en la misma empresa (en la que sigo, cual dinosaurio a punto de extinción) hace…..demasiados años. Yo en aquella época, con mis 19 años recién cumplidos, podía parecer, a los ojos de muchos de ellos, que a duras penas pasaban de los 15, casi mayor.

Éramos un grupo de criaturas que trabajábamos mucho, pero que también nos divertíamos (solo hubiera faltado). Por suerte para nosotros, y no sé si por desgracia para él, nuestro “jefe” era otra criatura, recién llegada de la mili (¡Hey… eso imponía!), extraordinaria persona y mas amigo que jefe. Naturalmente fue uno de los comensales ayer.

La vida en cuarenta años da muchísimas vueltas, a veces arriba a veces abajo. No sé el futuro que deseábamos entonces, ni los sueños que teníamos, ni si se han cumplido nuestras expectativas o no. No sé si, volviendo la vista atrás, nos sentimos satisfechos del camino recorrido, o si hay alguna asignatura pendiente que se nos ha quedado para un perpetuo septiembre.

Los iba mirando con cariño y me parecían todos igual que cuando nos conocimos. Eran los mismos críos pero revestidos de madurez. Como si se hubieran puesto un disfraz de mayores.

Como es natural, una parte de la velada sirvió para que unos y otros fueran enseñando sus fotografías. Antes hubieran sido fotos en papel, con un color no demasiado acertado, y en donde hubieran quedado inmortalizadas algunas playas, o algún camping o cualquier otro recuerdo vacacional, pero esta vez fueron fotos de una definición extraordinaria, enseñadas mediante un móvil y en donde había un protagonista absoluto: los hijos, y sobretodo ¡los nietos!

¡Ay Yolanda, Josep y Ferrán!, se les caía la baba mientras mostraban orgullosos a sus re-retoños (no me he equivocado de tecla, es que son dos veces retoños). Y no es para menos.

Los futuros abuelos (léase Marisa o Jaume) iban tomando nota porque aunque lo vean un poco más lejos, ya les llegará, ¡ya!

Y Carmeta y yo, nos reíamos observando las “competiciones nietiles”, porque hace tiempo que Yolanda nos bautizó con un nuevo título que llevamos con  orgullo: tías-abuelas-postizas. ¡Hala, ni la Duquesa de Alba tenía uno tan largo!

Efectivamente, fue una noche de fotografías. De preguntarnos una y otra vez cuantos años tenían los churumbeles, y ante una cifra tan respetable como: 37 o 29 o 18, se nos iban imaginariamente las manos a la cabeza mientras lanzábamos un: ¡Madre mía!, ¿tantos? ¡Qué mayores estamos….!

Disfrutamos de lo lindo viendo fotografías antiguas de compañeros (las típicas de las cenas de empresas, o de alguna boda o de alguna celebración).

-¡Hala mira éste! Se llamaba….
-Sí hombre : Federico 
-Es verdad, Federico… y ésta…. Ésta es Mercedes, oye pues era guapota ¿eh?
-¿Y éste?
-El Sr. Guzmán.
-¿Qué Guzmán?
-¿Qué Guzmán va a ser?, el de liquidación.
-¡Qué va!
-Que sí, que sí. ¿No acordarais que siempre andaba con unos pasitos pequeños? ¡Parecía un chino!

Entre risas y exclamaciones fuimos dando cuenta de un excelente jamón, y croquetas, y pulpo…. Y todo lo que caía por la mesa.

A mí se me ocurrió una pregunta. ¿Qué años tendría aquel Guzmán que cuando entramos nos parecía tan, tan mayor, que lo veíamos poco menos que de la era cuaternaria, y del que, seguramente, habríamos hecho más de un chiste de sus andares?.

Y cuando alguien dijo: Pues tendría unos…¡54!

Se nos heló la sonrisa, porque aquel señor tan, tan mayor era más joven de lo que nosotros somos en la actualidad.

Por supuesto siempre queda el consuelo de decir: es que los 50 años de antes no son los de ahora.

Queridos amigos, Marisa, Carmeta, Yolanda, Josep, Jaume y Ferrán, gracias por la maravillosa cena de ayer, gracias por ir conmigo de la mano a través del tiempo, y gracias sobretodo, por demostrar que seguimos ahí. Con nuestras vidas y con nuestras obligaciones, pero sabiendo que, como decía aquella canción, “Cuando quieras algo de mi, dame un silbidito y vendré”.

Voy a llevar siempre un silbado colgado al cuello, atado con una maravillosa cinta del color del cariño.

15 comentarios en “Cuando los amigos se convierten en abuelos

  • Si "señora" una noche genial, el problema que en ese publo que quedamos había tanta gente que no pidomos aparcar. Queríamoa tomar una última copa en tu casa, pero ha quedado pendiente para septiembre.
    Que noche máa bonita y llena de recuerdos, que bueno poder vernos después de tanto tiempo y recordar. Hicimos un breve, pero intenso, recorrido por la memoria de esos maravillosos años ya vividos y llenos de experiencia. Gracias a todos por esa noche de recuerdo y gracias a tí ,Alicia, por dedicarnos estas palabras,menudo regalo.

  • Anónimo

    Bueno, deciros que anoche fue la culminacion de un deseo que llevaba madurando dentro de mi desde hacia un tiempo. Fue emocionante recordar nuestros inicios, a muchas personas, pero sobre todo fue emocionante, volver a estar juntos, disfrutar de vuestra compañia y del jamon. Hagamos lo posible para volvernos a reencontrarnos en otra ocasion, fundamentalmente porque cuando regresaba anoche lo hacia mas ligero, parecia que me habia
    dejado algunos años durante la cena. Estemos en contacto.

  • Fue una velada extraordinaria, en donde sin movernos viajamos al pasado, recordamos un montón de cosas y pudimos darnos cuenta de lo mayores que somos. Si, si, mayores incluso algunos ya somos abuelos!!! Y, naturalmente también postizos. Pero que bien llevados. Me hizo muchísima ilusión este reencuentro y espero que podamos hacer mas. Alicia, mil gracias por derrochar ese tiempo tan valioso dedicandonos esas lineas. Ha sido un escrito preciosismo. Un beso.

  • Alicia como siempre que te leo remueves sentimientos y recuerdos propios, yo también e tenido esas reuniones con compañeras de trabajo y después de 20,30 años reencontrarnos a sido fantástico,porque detrás de esos años que sin remedio nos an cambiado a unas mas que a otras,en el fondo seguimos siendo las mismas con diferentes vivencias,con hijos, con nietos la mayoría,otras separadas rejuntadas,y otras como es mi caso casada con aquel noviete que aun no se sabia si iba a cuajar o no,y resumir tanto en una cena se hace corto verdad?

  • ¡Ay tu noviete! Y es cierto aunque estemos todos cambiados las experiencias vividas son las que te hacen ser quien eres en la vida. Muchas gracias por tu comentario y un beso grande

  • Hola Anónimo me imagino que eres Ferran no??? Lo pasamos genial y tienes razón, llegamos a casa más ligeros…. Más jóvenes. Prepara ya la próxima¿vale? Muchos besos

  • Alicia, que fácil te ha sido escribir este blog, como tú bien dices, momentos mágicos y con personas también mágicas para compartir una velada, todo un lujo.

    Después de tantos años es bonito conservar las amistades y seguir disfrutando cada momento, yo que conozco algunas de ellas, puedo asegurar que es una gozada compartir ratos con vosotras.

    Eres una privilegiada, disfruta los momentos, te lo mereces. Amiga.

Responder a Anónimo Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *