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Cristina Cifuentes… ¡Dientes, dientes!

No voy a entrar en si ha existido ese famoso trabajo de fin de máster, o si ni siquiera ha existido el máster en sí, porque hay ya cientos de personas buscándolo.

No voy a entrar en la guerra de irregularidades, mentiras, o falsificaciones, porque creo que ya habrá personas cualificadas que lo hagan.

Lo que me molesta de todo este rocambolesco asunto, no es ya el abuso de poder o de influencia de la sra. Cifuentes, si no su chulesca y provocadora actitud.

Esa risita grabada en la cara, y ese eslogan repetido una y otra vez, como si se estuviera dirigiendo a cuatro imbéciles a los que se les puede contentar con un caramelo: “Que no me voy ¿eh?”.

Para defender algo hay que hacerlo con seriedad y con respeto.

A la sra. Cifuentes no la he visto en ningún momento indignada, dolida o preocupada, por pensar que se estaba dudando de su honradez y honorabilidad.

No la he visto defender su verdad a capa y espada, ni luchar cara a cara, con argumentos, con quienes la incriminaban de algo tan serio.

Si yo realmente sé que estoy siendo víctima de una acusación falsa, saco los dientes, pero para morder, no para sonreír hipócritamente demostrando que: “¿A mí qué? Soy la Presidenta de la Comunidad de Madrid”.

Me molesta su prepotencia, como la mitad de los políticos de hoy en día, y su hablar sin decir nada, como la otra mitad que quedaba por ahí.

No sé el currículum de la sra. Cifuentes, entre otras cosas porque me importa un pepino. Los títulos, a veces, solo sirven para tapar los agujeros de las paredes, o para coger polvo en la estantería de algún armario.

Los títulos que acreditan la valía de una persona, como el caminar, se demuestran andando. Se demuestran con actos.

Supongo que esta señora tendrá una o dos carreras, alguna diplomatura y un montón de másteres (de verdad).  Supongo que, a lo largo de su vida, habrá hecho tantos trabajos, que le ha sido imposible guardarlos todos…

Yo tengo hasta el libro con las notas de cuando tenía nueve años; la cartilla cuando acabé el bachillerato, y hasta el título que me dieron cuando hice aquel famoso “Servicio Social”, obligatorio para todas las muchachitas, en la gloriosa época del no menos glorioso caudillo.

A lo largo de mi vida he ido acumulando innumerables escritos: artículos, relatos, novelas que se han quedado por la mitad; una obra de teatro,  por no hablar de mis tres libros publicados, mis ciento y pico publicaciones en el blog, etc, etc, etc.

Si me pedís cualquiera de  ellos, os los encuentro en cinco minutos. Incluso los que escribí hace más de cuarenta años, alguno de ellos con una máquina de escribir Olivetti (que por cierto guardo en casa como un tesoro). Todos los tengo a buen recaudo en un cajón.

Y si los antiguos los tengo localizados, cómo no voy a tener localizados los que he escrito ya con ordenador. ¡Por favor! Desde los diskettes pequeños, a los CD’s, hasta llegar a los pendrives.

Por muy Presidenta de la Comunidad de Madrid que sea (tampoco es la presidenta de  Estados Unidos) y por muchas cajas que todavía tenga por desembalar ¿¿¿???, después de sus traslados de domicilios particulares y de despacho, hay trabajos que, precisamente por el esfuerzo que, se supone, ha costado hacerlos, y por la propia satisfacción de acabarlos, debería tenerlos guardados como oro en paño.

Pero a mí, aparte de todo este circo que se ha montado, hay algo que me preocupa todavía mucho más, que el hecho de que una señora se haya pasado por el forro todos los trámites legales para conseguir algo, y es…¿Cómo se ha llegado hasta aquí?, ¿quién lo ha descubierto?, y ¿por qué?

Es una cosa que aunque tenga su gravedad, por supuesto, y más pensando que hay estudiantes que se dejan las pestañas y el dinero por conseguir uno de estos másteres, no es de vital importancia para el país.

¿Hay personas destinadas exclusivamente a ir buscando la mierda de las demás? ¿Pagadas por quien? Está claro que de este río revuelto muchos pescadores saldrán beneficiados.

Amigos, ¡qué pena de mundo! Vivimos mirando al de delante, esperando que se caiga para avanzar un puesto más.

En fin…a la espera de que ese currado trabajo vea la luz, me voy a buscar mis antiguos papeles,  que me ha entrado ya la curiosidad de ver que escribí hace tantos años.

Un beso a todos (y no lo perdáis).

3 comentarios en “Cristina Cifuentes… ¡Dientes, dientes!

  • Muchas gracias Alicia, por hacernos ver y reflexionar cada semana sobre distintos temas de forma diferente, sí muy tuya, pero que siempre encierra muchas verdades, esta semana nos han invadido dos temas en las noticias: El máster y Leticia, es lo más importante que ocurre en toda España.!que pena!!!!

    Nunca me hubiera imaginado que se podría ser tan falsa una persona con las pruebas aportadas.

    En fin Alicia, los jóvenes se preparan, estudian y ahora se preguntan, para que, mejor ser político y que te regalen los títulos y de esta forma ganar dinero fácil.

    Yo no quiero esta España, luchemos por erradicar las mentiras y que todo se consiga con esfuerzo, de esta forma seremos mejores.

    Un beso muy grande para todos.

  • Lo peor Yolanda, es la sensación de que no te puedes fiar absolutamente de nadie. Estamos viviendo una época en la que todo vale con tal de ganar, o al menos, de salir beneficiado. Un beso también para tí y todo mi cariño.

  • Está claro que hay gente que de tanto mentir ya no sabé diferenciar, es possible que todavía haya personajes que mientan conscientment a ver si repitiendo muchas veces la missa mentira acaba siendo verdad, pero no, eso no existe. Duele que insulten nuestra inteligéncia de esa manera pero duele
    más aún el enorme daño que, todas estàs personas causan a los estudiantes, de se supone, una prestigiosa universidad. Tengo el convenciment que ninguna mentira es eterna y al final todo sale a la luz. Esto tambien se aclarará, de echo la batalla ya ha emperado.

    Alicia, quizás un día deje de existir el abuso de poder. La falsificació en documento público es muy grave, o eso me han dicho.

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