info@alicialakatosalonso.com

Con los ojos en las manos

El martes estaba esperando que llegara mi metro, en una céntrica estación, y una chica se detuvo en una tienda de ropa que hay dentro de las instalaciones, ya en el andén. Esas pobres tiendas a las que solo se les hace caso  en el compás de un metro a otro. A veces veo cosas bonitas y siempre me digo lo mismo: “Un día de estos vengo con más tiempo y miro si hay algo que me guste” (nunca encuentro ese tiempo)

Era una chica alta, rubia y muy elegante que fue recibida con cariño por la dependienta. La chica se iba guiando con un bastón: era invidente.

Me chocó muchísimo porque comentó que iba a “mirar” ropa. La dependienta la cogió del brazo y delante de todo el género le fue explicando cómo era cada una de las prenda. Hubo un jersey de lana que le llamó la atención y se dirigieron expresamente hacia él. La dependienta lo descolgó del perchero y se lo acercó. La chica invidente lo fue examinando con las manos: con calma, centímetro a centímetro, y después con una gran sonrisa dijo: ¡Qué bonito!

Quise hacer la prueba por la noche en casa. Abrí mi armario de ropa, que me lo tengo más que conocido, cerré los ojos y al azar estiré la mano, cogí una percha y saqué, no la primera pieza que estaba colgada, porque podía ser más fácil adivinarla, si no la que había debajo (mi ropero no es un vestidor y varias prendas han de compartir, como buenas chicas, la misma percha) La toqué y retoqué, y me costó muchísimo descifrar cual era. ¿Sabéis por qué? porque con las manos yo estaba descubriendo cosas (tejidos, detalles) que con los ojos no me había percatado. Aquella pieza (una blusa) que yo intentaba reconocer, me la había comprado porque me había gustado su colorido y lo demás me había pasado casi desapercibido. El sentido del tacto me hizo descubrir una nueva blusa.

Hacer el experimento. Que alguien os dé cualquier objeto que tengáis en casa y que posiblemente lo estéis viendo cada día. A lo mejor os lleváis una sorpresa.

¿Cuántas cosas dejamos de apreciar por no ver….mas allá? Miramos sin ver. Pasamos la vista por todo sin enterarnos de lo que estamos viendo.

 Mi ignorancia me ha hecho preguntarme en alguna ocasión: ¿cómo puede saber una persona, que jamás ha visto, lo que es bonito y lo que no? La respuesta es bien sencilla: La belleza está dentro de nosotros. Ese jersey que tanto le entusiasmó a la chica invidente, seguro que tenía un tacto especial que a ella, en aquel momento, le ayudó a experimentar la sensación que tendría al rozarle su piel. ¡Sensaciones!  ¡Nada más!

¿Cuándo dejaremos de estar pendientes de los demás para hacer las cosas? ¿Cuando dejaremos de vestirnos, de comportarnos, hasta de vivir según los cánones de una sociedad absurda?

¿Quién es más libre, esa chica que se dejó llevar por la maravillosa suavidad del jersey o quien lo compra simplemente porque ese año es moda?

Hoy llevo una jersey negro calado con una camisa de color que sobresale por debajo. Me encuentro bien, ¡guapota! Esa misma camisa que asoma, hace unos años hubiera sido una horterada llevarla así. Seguro que alguien me habría dicho: “Se te ve la blusa”. ¿Y?

Que fantástico será el día que tengamos la suficiente personalidad como para hacer lo que nos dé la gana y lo que sintamos en el momento, sin estar esperando siempre la opinión o del veredicto de los demás.

Dicen que las personas a las que les falta algún sentido desarrollan mucho más el resto. ¡Curioso! A los que tenemos los cinco a base de querer tener seis nos quedamos en tres.

Hay tanto para: Ver….oír….saborear…..tocar….oler……. Busquemos el tiempo para pararnos delante de ellos y disfrutarlos al máximo. Que no sea el lema de nuestra vida la famosa frase de: «Solo te das cuenta de lo que vale cuando lo pierdes»

Muchos amigos me habeis dicho que os gusta cuando ilustro la publicación con algún vídeo de música. Cerrar los ojos y dejaros llevar por esta maravillosa aria de la ópera Adriana Lecouvreur (Cilea). Cuenta la historia de una gran diva del teatro  que reconoce ante su público, que la escucha ensimismado,  que ella es tan solo el humilde instrumento que hace llegar las palabras del Genio Creador a los corazones. «Mi voz es un soplo que muere cada mañana»

Esta está cantada por la mágica voz de una de las mejores sopranos de todos los tiempos: Mirella Freni.

Espero que os guste. Un beso a todos .

7 comentarios en “Con los ojos en las manos

  • Hoy escribo acompañada de esta excelente aria interpretada por una magnífica voz.
    Alguna que otra vez, me he preguntado cómo sería mi vida sin colores, la verdad me pone muy triste, con permiso de los invidentes.
    Supongo que es cierto lo que se dice que, a quien le falta un sentido, se le agudizan los otros, quizás por eso y gracias a la amabilidad de la dependienta, la chica pudo prácticamente percibir los colores del jersey que tanto le gustó y se sintió feliz.
    De las clases de ceguera que, creo hay varias, está la de nacimiento, que en ese caso imagino que los sentidos se desarrollan para ayudar esa falta, ahora bien las que se producen a ciertas edades, después de haber conocido los colores y visto las formas de los objetos, debe ser más difícil. Lo que más me aterra es la calle, oír los ruidos y no poder ver, no ver, que no saber, lo que ocurre… en fin no sigo, me resulta muy complicado, me entristece, lo dejo aquí.

    Me encanta tu tentado de la observación, tu fijarte en todo aquello que puede ser noticia y quizás otros no vemos. Gracias, nuevamente, por informarno a través de tus escritos que el mundo existe, aunque las luces se apaguen.

  • Yo también creo que debe ser muy duro perder cualquier sentido después de conocerlo. Pero ¿realmente nos damos cuenta de su Valor? Tu seguro que si porque intentas sacarle el jugo a la vida. Un beso querida amiga

  • Una historia muy tierna, querida Alicia, narrada con este ritmo tan vibrante, tan…¡operístíco!

    Me has hecho recordar mi época de cuando daba clases particulares…yo tenía 19-20 años y mi primer alumno fue un invidente de nacimiento. Le daba clases de matemáticas de COU y fue una experiencia muy gratificante. Para comunicarnos desarrollamos nuestro propio lenguaje para que los distintos signos y conceptos (integrales, series sumatorias, derivadas, …) supiera que los captaba y comprendía. Aprendí mucho de las personas (algunos de sus "compañeros" se quejaban de que la máquina de Braille que utilizaba para escribir hacía mucho ruido en clase hasta lograr que escribiera menos para que no les molestara…pero también había personas fantásticas que se preocupaban por él y lo animaban), también aprendí un poco de Braille, pero sobretodo empecé a valorar a los sentidos y experimentar, por ejemplo, el sabor de los alimentos en una cena sin luz…lo recomiendo, aúnque lo hayas cocinado tú mismo, se descubren más texturas, despacito,…como esta experiencia de tu blusa, querida amiga.

    Gracias por hacerme sentir y recordar.

    Un beso!

  • Que difícil debió ser pero que interesante. Y me ha encantado la idea de la cena sin luz. Me parece que una vez lo vi en un restaurante pero porque querían que la gente viviera como se desenvuelve una persona invidente. Eres una caja de sorpresas. Resucita tu blog. Aquí tienes una lectora, seguramente. Un beso.

  • Una vez más nos deleitas con relatos sencillos que observas del día a día nuestro. Alabo tu sensibilidad, Alicia.

    El otro día vi un programa en que tenían que probar sabores con los ojos tapados y una pinza en la nariz, por el gusto nadie supo adivinar el sabor.

    Toda una suerte a los que tenemos todos los sentidos activos, que podemos ver los colores los pájaros, percibir los aromas, oír la maravillosa música con la que nos deleitas esta semana, poder abrazar y sentir a las personas que queremos.

    Seguro que las persona que les falta algún sentido, disfrutan de los otros con más intensidad y con el corazón.

    Ya sabes Alicia sigue iluminándonos con tus escritos, los esperamos ansiosos. Un beso muy fuerte

  • ¡Fijate! te anulan dos sentidos y ya no sabes usar el tercero….¡que curioso! Y ¿el del tacto? yo creo que, posiblemente, sea el que menos valoramos y es tan importante…… A veces un abrazo o una caricia, te devuelve la vida. Gracias por tener siempre los cinco sentidos dispuestos a utilizarnos en el bien de los que te rodean. Un beso.

Responder a Unknown Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *