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Carmina que estás en los cielos

Posiblemente a ella no le hubiera hecho ninguna gracia este título. ¿Carmina y San Pedro……? ¡como que no!, pero una vez más me hubiera dicho: “Ali, haz lo que quieras”

Muchas veces he pensado que tengo que escribir una novela de su vida. Una novela con muchos capítulos, porque esa vida ha dado para un serie. Incluso empecé hace tiempo, lo que podría ser el principio de una, pero había algo que me detenía: ¿cómo plasmar en unas hojas una vida tan intensa como la de Carmina? Una vida bebida a grandes sorbos, sin dejar ni una sola gota en el vaso. Quizás tuvo siempre una especie de premonición que le hizo darse prisa en hacerlo todo, porque el tiempo, más que con otras personas, corría en su contra.

¿Quién es Carmina? ¡todo un personaje! Carmina fue mi mejor amiga: mi primera gran amiga. Era cinco años mayor que yo y esa diferencia, entre otras muchísimas cosas, era lo que hacía que me fuera abriendo camino. Carmina fue mi confidente, mi consejera, mi dique en momentos de peligro de inundación y el empujón hacia esas locuras, que si no las hubiera hecho, posiblemente hoy me hubiera arrepentido; aunque salieran mal, ¡había que hacerlas!

Mujer liberal, que jugaba con la libertad y el libertinaje a partes iguales. Era la “Carmen”, a la que el solo hálito de posesión le hacía revelarse. Era dueña de su vida y quería vivirla a su manera. Equivocándose o acertando, perdiendo o ganando, ¡es igual! ella era la única capitana de su barco.

Carmina era: arriba y abajo, luz y oscuridad,  risa y  llanto,  todo o nada.

Como decía aquella frase de D. Juan Tenorio “Yo a las cabañas bajé, yo a los palacios subí” Carmina, en su intenso caminar, pasó de hacer camas en hoteles de lujo, a ser ella la que descansara en maravillosas camas con sábanas de raso; pasó de comerse un  bocadillo de «paté la Piara” con sus hijos, como toda comida, a saborear una espectacular langosta acompañada del mejor champagne francés. Pasó de tomarse un café con leche en la Plaza Mayor de su Salamanca querida, a bañarse en una  playa privada de Acapulco.  ¿O el orden fue al revés? ¡Qué mas da! Y no, no os confundáis,  su vida maravillosa se debía únicamente al trabajo, y a las cartas que en ese momento jugaba con la vida. Carmina jamás se “arrugó”, y si el trabajo en una importante empresa financiera o gran buffete se acababa, al día siguiente se estaba deslomando limpiando una casa. 

Ahora que me doy cuenta…. su lema toda la vida fue como el título de mi blog: ¡VAMOS A VIVIR LA VIDA, QUE SE LA LLEVAN!

Carmina fue siempre una leona pendiente de sus cachorros. Quien intentara tan solo levantar la voz  a uno de sus tres hijos, se encontraba con el rugido de una madre dispuesta a morir por ellos. Hasta el final, hasta el último de sus días.

No quiero dramas, ni que su dinámica y entusiasta figura se vele por un cruel e injusto final. Igual que luchó por su hijos, por su libertad, por la gente que quería, le quiso echar un pulso a la vida, y durante tres años lo consiguió (solo ella sabe a qué  duro precio).

Durante esa «prórroga» volvimos a reencontrarnos después de años sin vernos. Tenerife la había llamado con la voz de un hermano que la necesitaba, y a ella le faltó tiempo para correr a su lado. Y ese Tenerife se convirtió en su hogar.

Esos tres últimos años nos cundieron mucho. Carmina regresó a Barcelona en dos ocasiones (una de ellas para conocer a su segundo nieto) quedándose en mi casa y pasando juntas unos días que jamás olvidaré. Como siempre decía: “He dejado a la asquerosa enfermedad en el aeropuerto y ya la cogeré cuando vuelva”. Todos nuestros amigos de tantos años, se volcaron con ella teniendo, prácticamente, que hacer una agenda para tanto compromiso…. Y ella feliz. Ali, me decía….(siempre Ali….), es que mi cuerpo va por un lado pero mi cabeza va por otro.

Hacia frío (y más para ella que venía de tierras cálidas) y cuando ya se iba a su habitación a dormir, yo le había dejado encendida una estufa para que estuviera calentita. Su gran diversión era empezar a decir en voz bien alta al abrir la puerta: » ¡Ay que bien!…. ¡Qué gusto……!» y yo riéndome como una loca le decía: Carmina, que te van a oír y van a pensar lo que no es, y ella se reía, y se reía….

Esos tres años me permitieron ir tres veces a Tenerife. Una por su cumpleaños, que precisamente es mañana, y otra a disfrutar de sus maravillosos Carnavales.

Fue conmigo, con su compañero y con sus hijos a todas partes, y cuando el cansancio ya no le dejaba dar un paso más, cogía una silla plegable que llevaba como fiel compañera y se sentaba tranquilamente. A ella esos Carnavales, sus últimos carnavales, nada le iba a impedir vivirlos con todas sus ganas.

Mi querida Carmina, me hiciste una gran putada. Sí, sí, no te rías: una putada enorme. Menos mal que, al menos, ahora ya mi corazón está tranquilo, sin altibajos y sin subidas hormonales. 

¿Te acuerdas aquel sábado de Mayo por la mañana temprano, demasiado temprano para ser fin de semana, que te llamé porque no podía aguantar más dentro de mí la alegría de haber recibido la llamada de mi gran amor desde el aeropuerto?  Nunca se me olvidará: mi hermana dormía después de una noche de juvenil diversión y mi madre, madrugadora ella, había bajado a comprar y…. ¿a quién se lo contaba?, pues a ti, naturalmente. Y tú con voz adormilada, me escuchaste pacientemente, y te reíste de mi incontrolable excitación y una vez más me dijiste: “Ali vive, que la vida es demasiado corta para perderla con tonterías y con dudas”.

Igual que lo lamenté con mi madre, me da mucha pena que Carmina no llegara a ver esta nueva ilusión mía literaria. Seguro que hubiera sido una de mis mayores fans. La Presidenta del Club.

Ojalá algún día, cuando ya todo el tiempo sea para mí, coja nuevamente ese escrito empezado, y comience a llenarlo con miles de palabras que seguro que salen solas, al recordar a una persona tan increíble, irrepetible y fascinante como Carmina. ¡Te lo debo! Un beso, AMIGA.

12 comentarios en “Carmina que estás en los cielos

  • Ánimos y a por esta novela cuando creas que sea el momento. Me apunto al vaso de la vida y brindar por la libertad (en mayúsculas), la amistad (a tope para quien se lo merece), el amor (a raudales) y por ser un poco mejores cada día. ¡Que suene la música, que empiece el baile y no falte nunca un buen rioja y caparrones (con perdiz)!. ¡Arriba, al centro y…pa'dentro!. ¡Salud!

  • Helena

    Felicidades y encantada de ir conociéndote aunque sea a través de tu blog, siempre had sido un yin y un yan, un blanco y un negro, pero al menos al leer esas vivencias, que los demás no escribimos quizás por no saber hacerlo tan bien cómo tu, nos permites al fin conocerte, aunque sea en la distancia. No densidas nunca y persevera. Enhorabuena , besos te queremos.

  • Ja,ja,ja, ya sé que me he pasado media vida metida en mi cascarón, pero cuanto más mayor, más me destapo.Siempre he sido una persona tímida y quizás, excesivamente reservada. Pero…. ¡se acabó!Muchos besos preciosa.

  • La vida hay que vivirla para sentir que es hermosa y son esas pequeñas cosas, las importantes, la alegría de recordar los momentos y pensar: !que feliz fui!.

    Este pequeño homenaje que le brindas a tu amiga Carmina, es también un homenaje a la amistad que os unió, algo mágico y maravilloso, que incluso en la distancia se ha mantenido.

    Seguro que ella está disfrutando de tu éxito.

  • Por su teson y su fuerza, por tanto amor y lucha…. Por haber plasmado todo esto,lleno de cariño, por quererla, por querernos, gracias madrina. Ha sido el mejor regalo que hemos podido recibir. Lo guardare cerca de mi cama, para teneros siempre a mi lado.
    Eres magica.

  • Eso espero. La vida no puede ser solo ésto. Hay muchas personas que se quedan con miles de cosas por hacer y miles de sueños por realizar. Carmina vivió y enseñó a vivir. Una vez más, gracias Yolanda por tener tanta sensibilidad y tanta bondad. Es una suerte tenerte cada dia tan cerquita.

  • Silvia, el gran regalo fue tu madre. Te enseñó a ser diferente y a beberte la vida como solo ella sabia hacer. Sigue sonriendo y sigue soñando. Eres una "Carminita" en pequeño, aunque eres muy grande (ya lo sabes) Un beso, mi niña

  • Cuando estaba leyendo, por un momento me imaginaba a Carmina delante, es una descripción perfecta, con grandes dosis de sensibilidad, amistad y un sin fin de "ad", como siempre suelo finalizar mis comentarios, me quedo sin palabras, de nuevo, gracias amiga por regalarnos estos relatos.:)

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