info@alicialakatosalonso.com

16 de noviembre (Las hojitas del calendario – II)

Una de nuestras hojas, que es muy instruida y le gusta mucho leer y enterarse de todo, no sé exactamente qué día es pero me suena que de marzo, más o menos, nos dijo que si “nuestras personas” dijeran en voz alta todo lo que están haciendo en cada momento, vivirían más intensamente el ahora, que es en realidad lo único que importa.

Ahora me he levantado y se ve una mañana fría pero muy sana.

Ahora me estoy tomando un café que me sabe a gloria.

Ahora me estoy dando una ducha calentita. ¡Qué suerte tener agua caliente (y agua, en general), para poder tirármela por encima y que me acaricie todo el cuerpo despertándolo!

Ahora estoy paseando con mi perro por el parque de enfrente. ¡Como disfruta oliendo todos los arboles y todas las florecillas que se encuentra!

Ahora voy en el autobús y me he podido sentar. ¡Bien!

Ahora he entrado en el trabajo y el conserje, portero, recepcionista….. me ha saludado con una sonrisa.

Ahora…

Pero no; hay que pensar siempre en el futuro. Ahora me levanto y cuando coja el autobús llegaré el trabajo. ¡Punto pelota! Se acabó. Dos horas reducidas a un minuto.

Yo, como hoja inquieta que soy, siempre me estoy preguntando cosas y  a veces me dan la respuesta y otras veces no. Una de las cosas que más me inquietan es saber cómo será mi día  al nacer. Haciendo muchos, muchos cálculos, he deducido que no va  a ser lunes, ¡Ole!, pero tampoco sábado. ¡Vaya!

Pero, ¿cómo saber si mi día va a ser un día malo para “mi persona”?

Nos han aleccionado mucho a que siempre tenemos que tirar para adelante, pase lo que pase. Nunca tirar la toalla y renunciar a acabar nuestra vida antes de hora.

Por lo visto, hay personas que no nos pueden soportar y en un momento de nuestra existencia, nos cortan la vida. Así, ¡zas!  Dicen que no es por gusto si no porque no ven nada que les de fuerzas para seguir. Y nos han contado que a veces la solución a esa desgracia que les ciega estaba precisamente en la hojita del día siguiente.

A mí me da mucho miedo ser una de esas hojitas que no dejan llegar hasta el final. Pero nadie puede saberlo. Por eso, el momento más esperado por todas es cuando, al ir sonando las doce campanadas, entra la “veterana” para dejar paso a la “novata”.

Entonces es cuando se sienta ya agotada en un sillón, todas la rodeamos, respetamos su cansancio y tras unos segundos eternos si no empieza ella a contar, le preguntamos nosotras.

Cuando una hojita se hunde en el sillón y no es capaz de articular una palabra….¡malo! O ha sido un día totalmente perdido o ha ocurrido algo que le ha pasado como triste herencia a la recién nacida.

¡Cómo animar a quien  ha sido testigo durante su vida del sufrimiento de “su persona”! Que ha visto como recibía la terrible noticia de una grave enfermedad, o el abandono con una nota o un mensaje de móvil, o  quien ha perdido a ser querido.

¡Cómo consolar a quien ha dejado a una madre  a los pies de la cama de su hijo viendo como éste se  debatía en lucha feroz con la muerte!. Ese dolor va con la hojita hasta su último segundo de vida.

Afortunadamente, también las hay que después de descansar unos segundos empiezan a narrarnos cosas, en principio intrascendentes, pero que han formado parte de la vida de la persona y la han enriquecido o al menos la han ayudado  a saborear mas una parte del día.

-Hoy ha hecho su primera tortilla de patatas ü Hoy le han sacado a la pizarra y no se ha puesto nervioso y lo ha hecho todo perfecto.

-Hoy se ha jurado amistad eterna con su amiga del alma. Nada ni nadie las separará.

-Hoy su madre ha hecho la vista gorda y hasta está segura que le ha visto una sonrisa cuando ha salido de casa con los labios pintados.

-Hoy sus compañeros estaban en la máquina del café comentando muy positivamente una idea que había tenido para el nuevo proyecto.

-Hoy le han dicho que, ¡qué pena que se fuera de vacaciones todo el verano!

“Eso es que siente algo por mí, ¿no? Si  no, igual le hubiera dado”.

¡El amor……!

Y la vida es eso. No cosas maravillosas cada día, ¡ojala! así seguro que nos tocaba a casi todas, si no esas pequeñas ráfagas de felicidad que posiblemente  al día siguiente no tengan ya casi importancia (lo siento por la hojita que venga detrás) pero que en el momento te hacen verlo todo de otro color.

Vamos pasando una a una. Para nosotras muy lentamente, para nuestras “personas” posiblemente demasiado rápido.

En todo el calendario se respira continuamente excitación, nerviosismo y sobretodo el ansia de conocer que nos deparará aquella puerta que se abre en el primer segundo del dia.

Hay hojas vanidosas que llegan ya por la noche pavoneándose y presumiendo de haber sido un día maravilloso. Inolvidable. “Me recordarán toda la vida”.

Y es que, que te toque precisamente tu dia “la boda”, o el nacimiento de ese hijo esperado, o el final de una trabajada y estudiada carrera, o una medalla de oro en unas olimpiadas o un pequeño trofeo de latón en la cursa de tu barrio, ¡qué más da!, o una declaración de amor, o un primer beso…

Ninguna sabemos a quién nos darán esos premios. Por mal, muy mal que vaya todo el año, alguna hojita saldrá con el boleto de la felicidad. Será “inmortal”.

Sería maravilloso que las personas se dieran realmente cuenta que cada dia es distinto. Que no formáramos simplemente parte de una especie de rueda gigantesca que gira y gira sin saber donde está en principio y donde está el final.

Como nos entristece cuando escuchamos: Fíjate ayer era lunes y hoy ya es viernes. ¿Y el martes, y el miércoles y el jueves? Han matado tres días de un plumazo. Han borrado de sus vidas  259.200 segundos.

Ya sabemos que el dia es algo abstracto, algo que no puedes tocar o ver o sentir, pero somos “tu dia” Somos enteramente tuyos. Vamos pegados a ti como unas lapitas desde que te levantas hasta que te acuestas. ¿Por qué no nos conviertes en tus compañeras de viaje?

Hay personas que sí que nos saludan por la mañana al levantarse. Personas por regla general que ya tienen un ánimo elevado y se sienten felices de estar vivas. “Buenos días guapo, a ver que me deparas hoy”. Eso, tiene que dar un subidón tremendo. Te tienes que notar ya en contacto absoluto con la persona.

Cuéntanos tus sentimientos: Cómo estas, como te has levantado, que tal has dormido, que has soñado… Dinos lo que quieres conseguir ese dia. Posiblemente nos des una orientación de lo que tenemos que hacer. Nacemos bastante perdidas, ¿sabes?

Intenta decirnos cosas positivas aunque te cueste y aunque no sepas quizás, ni de dónde sacar las fuerzas. Dinos que juntos podremos. Mímanos mucho. Piensa que no tenemos a nadie más en el mundo que a ti.

No nos inundes de malos modos, de insultos de energías negativas. Aunque hayamos sido esa clase de dia  que sale con el estigma de “malos” valora igualmente que te estemos dedicando absolutamente toda nuestra vida. ¡Que más desearíamos que hacerte feliz! No nos dejes morir tristes y abandonados.

Al menos, al final de la noche, danos un beso y ya verás como ese gesto, ese momento te llena de paz y hace que cuando le demos el relevo al otro día que ya lucha por salir, tengamos la suficiente fuerza para hacerle un pequeño guiño mientras le aconsejamos muy bajito: ¡Cuídala mucho. Es una gran persona!

Practica algo maravilloso que te hará conciliar el sueño más que la absurda idea de ir contando ovejitas. ¡Ya ves tú!, ¡Vaya bobada!

Cuando te metas ya en la cama, te acurruques en invierno o te estires, una pierna aquí y otra allá, en verano, en cuando cierres los ojos:  piensa en cinco cosas buenas que te han pasado ese dia. No digas ya de  entrada que no las encuentras porque no es verdad. Piensa. Las cosas más pequeñas y que aparentemente carecen de la mas mínima importancia, también valen.

-Un rico zumo de naranja-

-Un, me ha quedado bien hoy el pelo.-

Un llegar el metro justo cuando entrabas en el anden.

-Un chiste malísimo de un compañero pero que os ha hecho reir a todos.

-Una confidencia de un amigo que te ha demostrado su cariño ü Un encontrar aparcamiento a la primera vuelta.

-Una sesión fuerte en el gimnasio de la que has salido como nuevo.

-Un rápido abrazo de tu hijo antes de irse a jugar con la consola.

Y si nada de eso se te viene a la memoria, piensa que;

-Estás vivo.

-Puedes ver, oír, sentir, oler, andar y pensar.-

Piensa que no tienes que esperar aterrorizado ese sonido de una bomba o de un disparo porque tu cuidad, tu país, está en paz.

-Piensa que, ¡gracias a Dios! (o a quien quieras), tu estás al otro lado de las tragedias que cada dia ves una y otra vez por televisión.

-Piensa que si quieres puedes levantarte a beber  un vaso de agua sin ningún problema, mientras existen millones de personas, como tú, que se tirarían a una charca infectada si la tuvieran cerca para mojarse mínimamente los labios.

-Piensa que tu peque duerme tranquilamente en la otra habitación y que mañana le espera un estupendo desayuno cuando se levante antes de ir al cole, mientras hay miles de niños que esa misma noche morirán de inanición sin la mas mínima oportunidad de aprender que M+A+M+A, significa: Mamá.

Sigo??????? ¡Pues eso!, ¡Buenas noches! ¡Ser afortunado!

Por cierto, como soy tan, tan pero tan pesada, ya me han dicho el día que voy a salir al ruedo, ja,ja,ja. El 16 de noviembre.

Para mí un poco tarde porque tengo que esperar muchísimos días, pero dicen que es muy buena época. Otoño. Con un color ocre maravilloso en la naturaleza. Con un fresquito que invita a hacer las cosas con mas brío.

No he podido conseguir, pese a mi insistencia, que me dijeran si seré unos de esos días que siempre se recuerdan. Me han dicho que no sea tan avariciosa y que me conforme con ser un dia tranquilo.

Bueno, estoy segura que aunque no haya cohetes, mi marchas nupciales, mi vida será valorada y estoy segura que será una experiencia maravillosa. Nada menos que 86400 segundos por delante. ¡Casi nada!   No, no soy avariciosa solamente le pido a “mi persona” una sonrisa y un beso.

3 comentarios en “16 de noviembre (Las hojitas del calendario – II)

Responder a Anónimo Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *